domingo, 24 de marzo de 2013

La feminización se revela también por las nuevas posibilidades del orden social

       José Vidal

En el marco del trabajo hacia el Seminario Internacional, le realizamos una entrevista a José Vidal, coordinador del Departamento de psicoanálisis y política del CIEC:

               -  El Departamento de Política Y psicoanálisis del CIEC ha estado investigando mucho sobre   el  tema de nuestro próximo Seminario Internacional. Hay una especie de acuerdo con que La feminización del mundo, no equivale al reinado de la mujer en lo social, lo político y económico. Sin embargo, ¿podemos pensar que lo incluye de alguna manera?

J.V.: La feminización del mundo es efecto del impacto en la subjetividad de la ciencia asociada al capitalismo. Ese impacto provoca la decadencia del orden patriarcal que se funda en la sumisión y represión de las mujeres porque el discurso de la ciencia desnuda los semblantes y hace imposible creer en ellos. Esto se traduce entonces en que la plaza pública, antes reservada a los hombres, sea ahora ocupada también por las mujeres, es el pasaje de lo privado a lo público. Pero esa feminización se revela también por las nuevas posibilidades del orden social. Que en Norteamérica gobierne un negro, que exista el matrimonio igualitario o que las escuelas, incluso las militares, sean mixtas es parte del mismo proceso, lo que estaba oculto, marginado, segregado, puede ahora manifestarse.

-          En el pasado Congreso de la AMP, escuchamos situar un “efecto feminizante”. Efecto que se produce a partir de que la ciencia hace del sujeto, objeto de su discurso, y esto se extiende para el hombre y la mujer. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

J.V.: Esa expresión contiene una advertencia sobre un peligro sobre el avance de la ciencia. Es como una amenaza de fin del mundo. Yo no lo veo así. Me gusta pensar al discurso de la ciencia como histérico, que pone como agente a un sujeto dividido, que interroga, pregunta, indaga y de ese modo cuestiona los lugares y los saberes constituidos. Ante una interrogación así los semblantes vacilan porque el saber que producen no alcanza a saturar el objeto de la ciencia que no se agota con ningún saber. Pregunta como lo hacen los niños, incomodando a los adultos. La serie Padre- falo- hombre en la que se organizaba lo social sucumbe ante su falta de sustento y eso produce una imposibilidad de organizar lo social en torno al Universal, al Todo/Uno y nos obliga a pensar nuevas formas funcionamiento de lo social y de los individuos. Es decir, nos obliga a inventar y a confiar en las posibilidades de invención de los sujetos.
Los guardianes del orden simbólico, sin embargo, se apropian de los avances científico- técnicos y organizan un discurso cientificista, la ciencia como religión, más parecido al discurso universitario, que trata de parchar las grietas de ese orden con una proliferación normativa, como ocurre con la psiquiatría, con los manuales diagnósticos, con cierto psicoanálisis, con la religión y con los líderes mesiánicos. En ese punto también debemos ver los esfuerzos de hacer ascender a La mujer como existente al cénit de lo social, una suerte de nuevo Universal que, como un nuevo nombre-del-padre venga a reemplazar al anterior en la creencia de que la mujer sabría mejor manejar las diferencias en la política al ser menos competitiva. Esta no es la orientación del psicoanálisis que apunta a la posición femenina en el sentido de rechazar todo Universal en su práctica para alcanzar la singularidad del síntoma

-          En la entrevista que "Contingencia" le realiza a Leda Guimaraes, ella habla de una nueva  máscara  de la feminidad contemporánea que surge como un ideal muy fuerte al que las mujeres se alienan. Y la novedad es que ese ideal no es del campo de lo simbólico, sino fundamentalmente del campo imaginario. ¿Cómo pensás esta afirmación?

J.V.: Leda ha trabajado sobre ese empuje superyoico a la mujer total, la que debe trabajar, ser profesional, buena madre, bella, inteligente, buena amante, etc. Es una de las formas que mencionaba yo de hacer existir La mujer como universal que, como nos indica Lacan, no existe. La mujer, tachando el La, es para nosotros una forma de decir que la relación sexual no existe. De ese modo La mujer es la pura alteridad, lo Otro respecto al discurso centrado en goce fálico, masculino, que se cierra sobre sí, autoerótico. Decimos más allá del Edipo freudiano, más allá del padre, más allá de la castración, más allá del significante en definitiva, y buscamos allí lo que puede hacer que un análisis se termine, que alcance su fin en un lazo social posible. Pero ese Otro no es un universal, solo puede pensarse desde el uno por uno, en la singularidad.
Ese empuje a la mujer total, que son figuras imaginarias, que no alcanzan a reemplazar a los antiguos ideales simbólicos, es un nuevo intento de sometimiento de la mujer, de conjurar los demonios que lo femenino representa aún para nuestra cultura. Todo ese discurso acerca de la sexualidad femenina, sobre el orgasmo femenino, sobre mujeres capaces de gozar así o asá, sobre el punto G es pura psicología destinada a poner en caja lo que lo femenino tiene de inapresable. El psicoanálisis no hace psicología, no busca describir el comportamiento femenino desde el para todas sino que reconoce en las mujeres una mayor proximidad un goce no fálico que, de modo contingente, podría alcanzar.

-          Has trabajado el tema de las mujeres y la violencia. ¿Pensás que el femicidio, un tema tan actual y que afecta cada vez  en mayor medida  a la sociedad de nuestra provincia especialmente, es uno de los efectos de la feminización del mundo?

J.V.: Pienso que es un modo de satisfacer un fantasma masculino. Los medios amplifican, ponen la lupa sobre los femicidios, que no creo que sean más que en otros tiempos, y de ese modo se produce un “se pega a una mujer”, como decía Freud en “Se pega a un niño”, un “se” anónimo que permite una satisfacción inconsciente de aquellos que temen al desencadenamiento de lo femenino en la sociedad y en el interior de su pareja. Pero, por suerte, los que pasan al acto son una minoría, en el crimen pasional. La inmensa mayoría de la sociedad, hombres y mujeres, dan la bienvenida a los cambios que liberan enormes potencialidades, dignidades, y formas inéditas de vida.
Hay que avanzar en las libertades de los sujetos, las mujeres al emerger permiten una mayor libertad para todos, pero también evitar la victimización de las mujeres que las reduciría nuevamente a la sumisión respecto a los defensores de las víctimas.

·         Agradecemos la amable colaboración de José Vidal.

Entrevista realizada por Eugenia Molina
Coordinadora del área de Enseñanzas del CIEC


 

1 comentario:

  1. Excelentes respuestas!
    Avancemos es estos temas con la mayor claridad posible!

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