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sábado, 6 de abril de 2013


''¿Quién es en la actualidad el hombre que podría llegar al corazón de una mujer?''

 
Por  Mariana Gómez
Actualmente se observa una mayor presencia de las mujeres en la esfera social, y en no pocos casos se reconoce su eficiencia para conducir algunos asuntos públicos. A modo de hipótesis podríamos decir que ellas, por estar más familiarizadas con la privación y la inconsistencia -menos tomadas por la “angustia del propietario” y por los semblantes de la autoridad- sabrían no sólo negociar con mayor suavidad, puesto que pueden prescindir del reconocimiento de su poder para hacerse escuchar, sino también, tomar acciones con mayor dureza e independientemente de la sanción del Otro.

No obstante, la verdadera naturaleza de la feminización contemporánea reside en la extensión de las cualidades de superyo femenino a la esfera de lo social. Este superyo, del que padecen muchas mujeres, es el que se caracteriza por la conservación de las huellas del odio hacia el Otro primordial que supuestamente abandonó al sujeto a su desamparo, al mismo tiempo que no se desliga de la búsqueda de un Padre ideal. Es el que muestra su naturaleza de goce en frases del estilo “No me digas cuál es la ley sino quién es el juez”, actitud que muestra lo que permanece irreductible a la castración simbólica y que se hace patente hoy, en todas sus variantes, en el interior de las instituciones sociales, cualquiera fuese la identificación sexual a la que el sujeto se adhiera.

Al mismo tiempo, y no por casualidad, buena parte de las mujeres sostiene actualmente que “ya no hay hombres”. Las mujeres tienden a enamorarse o del padre ideal o, según el monto de rencor que conserven hacia la madre, del hombre que hubiesen querido ser. Esto nos lleva a la pregunta: ¿Quién es el hombre que, en algunos casos al menos, llega al corazón de una mujer en la actualidad?

 Podría ser el que se muestra amo de su goce de acuerdo con el discurso capitalista, independientemente de la ley. Ese tipo de hombre es el que hace mejor semblante de “saber lo que quiere”, teniendo en cuenta la dificultad de hombres y mujeres, para hacerle frente al encuentro de los sexos en el amor. Esta elección, orientada por la certeza y el riesgo, podría representar un modo, aunque falaz, de oponerse a la ambigüedad que se enraíza en todos los lazos sociales de hoy. Una cultura de la que no siempre es posible escapar  más allá de la edad y las preferencias de consumo.

Esto nos lleva a otra pregunta y es si el actual semblante de comprensión y tolerancia, propio de la época no es, muchas veces, un efecto de “la ética del yo ideal”. Una ética para la cual el semejante, en realidad, es un fastidio.

Por último, recordemos que Lacan (1995c) sitúa al goce femenino como la otra cara de Dios. Para Lacan, el goce femenino se trata de un goce que no comporta ningún saber,  un goce que no puede ser articulado en una cadena significante. Se siente, pero de eso nada se sabe. Es el goce típicamente femenino, diferente del goce fálico de la posición masculina. En este sentido y como tal, este goce no remite a un Uno que pueda ser el soporte de alguna identificación.

Así, el cálculo exacerbado que rige las sociedades actuales acentúa, en contraposición, el llamado a un goce en el que no se encuentra nada y que se opone a cualquier identificación sostenida en algún Ideal. Este hecho, si bien da lugar a la diversidad, lleva también a que el sujeto se encuentre sin recursos para situarse frente al Otro, que exige siempre más de él. De allí que Eric Laurent plantee que la verdadera feminización del mundo radica en que son las mujeres quienes están más cómodas (contrariamente a lo que pensaba Freud, dada la estructura del Otro de su época) con la situación de la inexistencia del Otro, ya sea en la de saber envolverlo con dulzura o en la de saber mantener una orientación cuando todos están perdidos.
 
   Miller,J. A. y Laurent, E. (2006) El Otro que no existe y sus comités de ética.  Buenos Aires, Paidós.

 

lunes, 1 de abril de 2013


Bienvenida “feminización del mundo”!!!

 Por Héctor Tarditti
  Tomaré la propuesta de feminización del mundo en uno de los varios aspectos que abre la propuesta argumental del Seminario Internacional; esto es, el aspecto institucional, las instituciones ante la feminización del mundo.

Lo femenino siempre le hizo problemas al amo. Tomemos un clásico; recordemos que en aquellos tiempos de los inicios del catolicismo, las mujeres compartían los seminarios de formación de sacerdotes con los hombres. Sabemos en qué terminó ese vano intento. Para esos tiempos la solución que encontraron para ese empuje desordenador femenino consistió en recluirlas en los conventos. Obviamente, el discurso del amo funcionaba de otra manera. En todo caso hoy, de lo que se trataría es examinar la feminización del mundo versión Siglo XXI.

Tenemos muchas descripciones de las formas que van tomando en lo clínico y lo social los efectos de feminización del mundo. Conviene no sólo mirar los aspectos de no-todo, de la multiplicación de lo particular frente a las tradiciones univerzalizantes que nos propone la feminización, para detenernos en los movimientos que contrapesan, que balancean este empuje feminizante. Para ello, ya que por estos días estamos capturados por el “efecto Francisco”, examinemos cual es el escenario de fondo que presentan las administraciones políticas religiosas. Para el caso de Roma, la disputa se juega entre conservadores y ultra-conservadores. ¿Cuál es el escenario en Israel? Oh! casualidad, el escenario es ocupado por la puja ortodoxos y ultra-ortodoxos. En el mismo Israel y moviéndonos hacia los vecinos musulmanes, operan los “guardianes de la virtud”, los mismos que objetaron el ingreso de “The Beatles” a Israel. O para ponerlo de forma más o menos “nacional y popular”, permítanme decirlo así: “ante mucho empuje feminizante, se sale por derecha”.

Hoy vemos, aún dentro de las instituciones psicoanalíticas, escuelas incluídas, como se juega esta feminización del mundo. No es la oportunidad para examinarlo en este blog. Pero tomemos un pequeño ejemplo desde la práctica tradicional del psicoanálisis. Es posible escuchar a algunos psicoanalistas, a los que podríamos calificar respecto de su práctica, como “administradores del falo”, que se han movido muy cómodos en los  tiempos de los semblantes tradicionales, pero que hoy al confrontarse con sujetos que no se orientan por el falo, sólo les queda, sobre un fondo de nostalgia respecto de los “viejos buenos tiempos”, un destino de práctica psicoterapéutica.

Hoy no estamos hablando de una infinitización, de un empuje desordenador femenino, no se trata de una explosión de lo particular. Nos movemos a la luz de la indicación de Lacan acerca de que el advenimiento de lo real no depende para nada del analista. Su misión es hacerle la contra.

Entonces, “Bienvenida la feminización del mundo”!!, no nos queda otra. Sólo hay que salirle al encuentro. Se trata de ver que es lo que hoy balancea la cuestión feminizante; sin caer en el viejo recurso de forjar un nuevo universal. Ahí el desafío del siglo XXI.

 

 

domingo, 24 de marzo de 2013

Miscelánea...

Por Norah Pérez

Directora de la EOL- Sección Santa Fe
                                                                                               

 Hay expresiones que nombran hoy fenómenos tales como: la feminización de la politica,  la feminización de la pobreza,  la feminización de la violencia, etc… al modo de un concepto ampliado en su uso y  aplicable a fenómenos  en los cuales convergen  lecturas sociológicas .
J.A.Miller en el VII Congreso de la AMP  París - 2010 ;  estableció puntuaciones donde diferenciaba claramente, el interés del sociólogo del nuestro.
Del lado del analista ubicó el alcance de una pregunta :
 …y esto ¿en qué me toca?.
Ir más allá de  empatizar con el sentido común de la época, ¿seria posible sin un despertar del deseo del analista?.
Javier Aramburu,  en “El deseo del analista”, plantea …
 Los analistas, […]nos dirigimos a la época; pero, no estamos identificados con ella, estamos un poco más allá de la norma, del modelo común, identificados con el síntoma y no con la época pero en la época, pues esta distancia es la que nos permite hacer legibles los síntomas de la época sin ser idénticos a ella.  […[ la época es la realidad del fantasma, es la realidad sostenida en el fantasma.  (1)

Lacan  en la “Dirección de la Cura y los principios de su poder”, (2) demuestra que cuando la función queda afectada,  la impotencia se desliza hacia el ejercicio de un poder.
J. Carlos Indart en la Sección Rosario el año pasado, abría estas preguntas en el marco del 1er.Coloquio Seminario (*) que trabajó este escrito de Lacan.
Allí puntualizaba:
¿Qué hacer?. Con cada paciente que no es claro que quiera venir a analizarse, no es claro que no sea una psicosis, hay que decirle a veces que se drogue menos para venir a sesión, etc. Hay un clima de… ¿qué hacemos?...

Una analizante al final de una sesión, sorprende al analista anunciando una decisión unilateral.
 Comenta -como al pasar -, que va a suspender su tratamiento.
Las razones  - hasta entonces silenciadas - , forman una clase homogénea  de  gastos a recortar: “la peluqueria, la empleada doméstica, la masajista y  la analista ”.
Los semblantes del analista logran  hacer pasar  el efecto sorpresa,  del lado de la analizante.
Momento transferencial que conmueve la defensa.
La intervención del analista en la perspectiva de hacer escuchar el mensaje invertido, hace audible para la analizante, dicha homogeinización.
 Es tu trabajo”-repetía-,  salvando un ideal de  justicia distributiva que enarbolaba el derecho de cada quien a cobrar por su trabajo;  vía que justificaba su escamoteo de la interrogación, frente a una responsabilidad subjetiva en esta decisión solitaria.
El no querer saber entra en la escena analítica en ese momento, bajo el signo de una transferencia negativa.
La  interpretación mínima logró producir efectos que dividieron a esta sujeto.
Hacerle escuchar, “Es tu trabajo” “acá eres tu quien trabaja”, en la perspectiva de su propio mensaje invertido; operó un  doble movimiento.
Del lado del efecto sujeto y del lado del efecto de sentido; lo cual desafectó  la función del analista que permanecía en el eje especular de los prestadores de un servicio.
La vacilación de la analizante, a la salida de esa sesión, verificó un descompletamiento.
Se localizó un impasse.
Si el sujeto consiente en pagar con su goce, se abre una nueva relación a su inconsciente.

Lo borrado del mundo simbólico, retorna en patologías actuales que  profundizan el delirio de un inconsciente sin el síntoma, o  el delirio de un síntoma sin inconsciente. Delirios de la vida cotidiana, las locuras ordinarias, menciona E.Laurent.(3)  
La feminización del mundo  como nuevo sintagma  ¿Abre nuevas alternativas en esta dirección? ¿Qué obstáculos identificamos? ¿Cómo toca un analista con su invención los impasses del deseo? ¿La invención desplazaría el uso de un poder?
La fórmula I > a que correspondió a la colectivización en torno al ideal, con su correspondiente malestar en la cultura , e hizo del escrito homónimo de Freud , un legado para los analistas de varias generaciones cuya práctica estuvo enmarcada en torno al Nombre del Padre.
  Lacan extrae otra fórmula de su práctica,  la de la caída del nombre del padre en la época del Otro que no existe.
 Entonces I < a  produjo una escansión  en la experiencia analítica!. ¿ Cómo ponemos a punto  la práctica del psicoanálisis en el siglo XXI del lado de la salvación por los desechos, cuyos trozos de real orientan, una vez desactivados, a la invención cada vez.”?.

“No pensamos que la “feminización del mundo”, como lo dijo Jacques-Alain Miller, es el anuncio de una “reconciliación de los sexos, ni la desaparición de los hombres. Se abre una posibilidad de desplazar las figuras del superyó femenino para un hombre.”(4)

(1).Javier Aramburu; El deseo del analista;pág. 303; Tres haches.
(2)Jacques Lacan; escritos 2; pág.565;Ed. Siglo XXI.
(3)Eric Laurent; el sentimiento delirante de la vida ;pág.51/63; Colección Diva.
(4)Entrevista a Eric.Laurent , preparatoria al Seminario Internacional “La feminización del mundo :invitado Guy Briole”.
(*) Jacques Lacan. La Dirección de la Cura y los principios de su poder. Escritos 2. Siglo XXI.

 EOL Sección Rosario. Coloquio Seminario.
(*) 1er. Coloquio Seminario, Juan Carlos Indart. Set. 2012.
(*) 2° Coloquio Seminario. Jorge Chamorro. Nov. 2012

sábado, 16 de marzo de 2013

Game change


Un esfuerzo más, para ser republicano!!

Comentario de la película "Game change"


Por Diana Paulozky


Y cuál fue el esfuerzo que hicieron los republicanos en la primera elección que pierden frente a Obama?: Elegir a una mujer!
"Game Change " , "Cambio de juego", de Jay Roach, es una película americana que muestra  como una mujer como Sara Palin, gobernadora de Alaska, llega a ser candidata en el 2008, a ser vicepresidente de los republicanos.
  Es interesante por dos motivos: representa la realidad de un modo muy fidedigno y nos hace reflexionar sobre los vaivenes del poder. El segundo motivo, para analizar, es el lugar que se le da a lo femenino.
Al comienzo del film, vemos a McCain y su equipo sorprenderse frente a las imágenes del carisma de Obama. Miran el discurso en una pantalla, y sin salir del asombro, frente a una multitud que lo ovaciona, uno de ellos reflexiona, respecto a sus atributos,  que la razón del éxito de Obama es que es un artista.  Concluyen así, que es necesario un golpe de efecto. Para esto deciden buscar a alguien que sea también artista para asegurarse al menos, el voto femenino. Y que mejor que una mujer!!! Una mujer con el carisma o más, de Obama, que tenga oratoria y seducción.
A modo de un casting, en el que piensan cada una de las mujeres posibles, en función de estos atributos, eligen a la gobernadora de Alaska, Sara Palin que era muy atractiva, de excelente oratoria, determinante y fuerte.
Lo que ellos no sabían es que habían encontrado exactamente lo que buscaban: una artista. Ella era tan determinante como inconsistente, o sea, una  estrella fugaz!
Por qué suponer que una mujer podría atraer más votos?
Porque hay un saber que afirma que la mujer tiene más afinidad a ofrecerse como objeto de deseo. El hombre desea y la mujer se hace desear. Claro que esa generalidad no es suficiente y el caso de Sara Palin, así lo prueba. Tenemos presente la advertencia que nos hace Lacan, que la diferencia hombre-mujer, no siempre corresponde a la repartición niño-niña y es necesario tenerlo en cuenta a la hora de mantener las diferencias clínicas. Lo importante y novedoso es la confianza y la esperanza que hoy se le da a  lo femenino.
Del lado de ella, podemos ver que estaba identificada al falo, esa era su posición  en Alaska y era eso, lo que la sostenía. En el momento en que ella no puede sostenerse en ese lugar y se convierte en objeto de los republicanos,  empieza su caída.
Cuando pasa de ser falo a objeto de burla de comediantes, se desestabiliza al punto de extrañar su mundo: su tierra, su familia...su bebé. Necesita refugiarse en la madre, allí donde la mujer es ridiculizada por el otro social. Se desestabiliza cuando ve su imagen  al servicio de burdos imitadores.
Por el lado de los republicanos, se equivocaron en creer que era ella el falo y por supuesto que no sabían que el falo era sólo un significante que sirve a quien lo sustenta, pero no se lleva pegado en el cuerpo, es apenas un nombre que ella pierde al dejar su lugar, su vida, sus referentes. Apostaron a la mujer, porque creyeron en su falicismo, olvidando que a los semblantes hay que sostenerlos.
Una vía interesante a pensar, es lo que nos indicaba Eric Laurent en las últimas jornadas  nacionales, respecto al empuje, en la actualidad, hacia lo femenino.
El discurso femenino apunta a  lo particular, introduce la mirada al otro. Lo típico de la posición femenina es el cuidar al otro, el" take care", como nos decía Eric Laurent. El discurso femenino produce un efecto de distinción en medio de la masificación, lo que no es poco.
Los  republicanos no se equivocaron en principio. Faltó un esfuerzo más...



miércoles, 27 de febrero de 2013

La Virgen de las Candelas



Comentario del corto La Virgen de las Candelas de Victoria Giordana

Por Jorge Assef
 
 
  En primer lugar quiero agradecer esta invitación que para mí ha resultado todo un desafío. Si bien trabajo con el discurso cinematográfico desde hace mucho tiempo  el cortometraje es uno de los terrenos más inexplorados por mí.

Comenzaré destacando una cita de E. Laurent que la organización ha tomado como referencia para el argumento del ciclo: Las mujeres son sensibles a la singularidad, no a lo universal, no a los grandes ideales. Eso decía Freud. Lo que en Freud sería una crítica a ese rasgo femenino, Jacques Lacan lo retoma y hace de ese rasgo lo más interesante de la posición de la mujer: interesadas por la singularidad.
A partir de esta cita, si dividiéramos en dos ejes el cortometraje La virgen de las candelas encontraríamos en principio dos líneas interpretativas:
1)    Un enredo amoroso:
Dos sacerdotes jóvenes viven en una pequeña capilla en la montaña, uno de ellos esta enamorado del otro y éste se enamora de una mujer negra, presumiblemente esclava, que llega fugitiva y herida, la que finalmente también se enamora de él. Todos amores prohibidos. La directora construye un erotismo tenso a través de los detalles formales y de pequeños gestos interpretativos de los actores, un plano detalle en un roce manos o una mirada, la amplificación del sonido en una respiración pesada, situaciones muy fugaces y sutiles. Todo termina mal, no hay happy end, el cura que desea a la mujer no puede con la culpa, la rechaza, y finalmente se va cuando descubre que ella ha sido asesinada por su compañero.
2)    “La mujer y la religión monoteísta”:
La construcción del corto de Victoria Giordana esta atravesado por intertextualidades bíblicas que el espectador puede articular (Cain y Abel, la fruta prohibida, los estigmas de Cristo, etc.) pero sin duda es principalmente el lugar en el cual la mujer es colocada en la narración lo que más remite a la tradición judeocristiana, desde Lilith, la primera esposa de Adan, pasando por Eva, Dalila, Salomé, etc. la mujer así es portadora de un factor desarmónico en los textos sagrados al igual que en el relato del corto, es quién introduce un elemento impuro que encarna la tentación al pecado y destruye el poder civilizador del universal masculino.
Es recién con el nacimiento de Cristo cuando la mujer bajo las figura de Virgen Niña, Madre o Santa (renunciando al goce como María Magdalena) puede integrarse con cierto protagonismo al relato bíblico puesto que su función es la de acompañar el universal, seguirlo fundamentalmente en su función de madre y esposa.
El corto invierte este orden ya que parte de la figura femenina que aparece al principio de la narración, una Virgen, la madre de Cristo, de yeso rodeada de velas (candelas), si bien es un personaje femenino no es exactamente la encarnación de lo femenino lo que vemos en términos psicoanalíticos. Es recién más adelante, cuando ingresa a la capilla una joven negra semidesnuda con cadenas rotas que le cuelgan del cuerpo, que lo propiamente femenino irrumpe, lo hace como ese elemento salvaje, que lleva las huellas del precio que pagó por su libertad marcadas en el cuerpo. La directora sintetiza en esta secuencia impactante, un espectáculo visual que condensa una interpretación política, económica, histórica y religiosa del lugar de la mujer en la historia occidental, hasta nuestros días donde el mercado de la esclavitud ha tomado otras formas por medio del tráfico de personas, los negocios sexuales, el trabajo clandestino, los indocumentados, etc.

Ahora bien, el título de la segunda línea interpretativa que propongo lo extraigo de una referencia del curso Un Effort de poésie donde Miller, apoyándose en el nombre del texto de Freud, sostiene que el trabajo de la última enseñanza de Lacan podría titularse “La mujer y la religión monoteísta”. Freud estableciendo la genealogía de Dios se detenía en el padre, pero Lacan perforó la metáfora paterna hasta el deseo de la madre y luego avanzó hasta el goce femenino. Así dice Miller: Es el goce mismo (…) el que produce un agujero, comporta una parte excesiva que debe ser sustraída, y el padre freudiano, como el Dios del monoteísmo, no es sino el revestimiento, la cobertura de esta entropía.
Miller hace mención a cómo el lugar del padre en Freud se asimila a la idea del Dios judeocristiano articulando Totem y tabú y el Moisés y la religión Monoteísta, luego explica que Lacan propondrá pensar a ese dios a partir del S1: El monoteísmo condensa la fuerza, la insistencia del significante amo (…) expresa y perpetúa la fijación que liga a los humanos al significante uno.
Lo que viene a romper esa fantasía de unidad, es la diferencia fundamental que encarna la mujer, y de hecho siempre ha sido lo femenino lo que la hegemonía cultural de tradición católica ha buscado reducir a su mínima expresión, desde Hypatia de Alejandría pasando por la Inquisición entera hasta nuestros días.
Es interesante entonces que en el corto de Giordana ese factor salvaje y “sin alma” (lo dice así uno de los sacerdotes) entre a escena como una irrupción que rompe el orden establecido al abrir las puertas de la capilla de par en par con un solo golpe, caminar hasta el altar, y tocar a la Virgen que allí se adora, lo mas interesante es que cuando sus manos sucias tocan la la mancha. El blanco inmaculado de la virgen se pierde, y digamos que para siempre ya que al final la virgen queda completamente negra, lo que podría explicarse si uno sigue linealmente el relato como efecto de que la cera de las candelas estaba sucia y al arder provocan un hollín que tiñe la figura, claro que ésta es una explicación banal en relación a la complejidad del corto.
A propósito, en libro Punto Cenit podemos encontrar una anécdota donde Miller relata que durante el año 2003 en ocasión de una conferencia que Benny Levy dio en la ECF, él en un gesto amistoso tendió su mano a la esposa de Lévy y ella le respondió:  Entre nosotros los hombres no tocan a las mujeres. Podríamos decir a partir del corto La Virgen de las Candelas que las mujeres “no se tocan” porque “manchan”.
He aquí una cuestión central transcultural: ¿Qué hacemos con las mujeres?, ¿las dejamos entrar al templo?, ¿las convertimos rápidamente en madres?, ¿las educamos como señoritas victorianas?, ¿les permitimos votar?, ¿las escondemos bajo una burka?, ¿las mandamos a lavar los platos?
No resulta extraño que hoy, cuando las mujeres han tomado un papel relevante en la vida social ocupando lugares inéditos hasta el momento, y al tiempo que asistimos a los múltiples efectos que trae aparejado el colapso del régimen del Otro, el “femicidio” y la violencia de género se hayan vuelto un tema tan relevante en el debate público. Justamente en el corto ninguno de los dos hombres de la historia sabe qué hacer con esta mujer que irrumpió en su mundo, y finalmente el desenlace es a través de un femicidio.
Este corto de Victoria Giordana es una obra de una complejidad y una actualidad sorprendente, sólo como un artista puede enseñarnos ella perfora en nosotros muchas preguntas, nos invita a pensar y nos conmueve. Gracias por haberme invitado a comentarlo.


·         Comentario presentado en el Ciclo de Cortos Miradas de mujer del Departamento Psicoanálisis y Política. CIEC.



lunes, 4 de febrero de 2013

El encuentro con lo femenino

El encuentro con lo femenino.

Por Claudia Lijtinstens

Corto "Ana"
Directora: Gabriela Trettel
año: 2007
Primer premio "La mujer y el cine" Concurso nacional de cortos
Categoria: ficción
duración: 24 minutos

El corto “Ana”, se trata del encuentro circunstancial, con lo más genuino de lo femenino,  lo inaugural del propio desarrollo que revela algo de lo femenino en cada mujer.
El cuerpo agitado, por demás, y los juegos, y las miradas circundantes, traducen algo enigmático; algo que le sucede a la joven protagonista de 13 años, pero que no tiene palabras…. Sólo se siente…, como dice Lacan acerca del goce femenino.
Ella se encuentra no sólo con su propio cambio, sino por un instante, con la mirada de un  hombre que la mira como mujer, con un ruido de lo que ese cuerpo le significa…….

Qué es la adolescencia?

Para el psicoanálisis, la adolescencia, es ese tiempo donde una decisión subjetiva se precipita ante  el vacío de saber sobre el sexo, allí donde un saber constituido sobre el sexo está ausente y  un enigma  ineludible irrumpen en la vida del sujeto.
El sujeto, es interrogado por su cuerpo, por la extranjeridad de la imagen frente al devenir hormonal y la irrupción de los caracteres sexuales, pero también, y  primordialmente, por  el encuentro con un goce desconocido, por el cual intenta algún tipo de solución o respuesta frente al imposible de un saber sobre aquello que debe ocurrir entre un hombre y una mujer.
En el lugar de ese imposible de saber el sujeto inventa una respuesta sintomática que le sirve como una versión de cómo arreglárselas con el ser y con el sexo, con la elección de objetos, con la posición sexuada.

Qué es la mujer?

La joven busca sus respuestas mirando esas mujeres, como todas la mujeres….. porque el significante de la mujer, es un significante que no tiene representación, que está ausente como transmisión respecto al falo, solo se sabe que ella no lo tiene, ya que nada puede ser dicho en términos  de significación fálica.
Se trata de una serie ilimitada, y no de un conjunto cerrado, que se interroga respecto a cómo se las debe arreglar con esa nada, respondiendo a través del postizo, el semblante o la mascarada….es así como cada una debe crear esa versión de lo femenino con los recursos al alcance, piezas sueltas, identificaciones, satisfacciones de la lengua familiar.
Ana intenta extraer de estas mujeres, algún rasgo que la nombre, que la localice, que la identifique como mujer….Ella mira, no habla…
Ella se hace mirar un poquito herida, castrada, mujer….…. Ese podría ser ya un modo de enlazarse, buscando cierta protección, buscando amor…

Porque si algo le revela la sexualidad femenina a las mujeres es que es por la vía del amor que se va a intentar suplir ese agujero, esa falta, esa herida….. Hacerse amar con el rasgo característico de cada una, una por una… infinitamente, sólo que  a veces, un psicoanálisis permite que ese amor se limite por el síntoma.