viernes, 15 de febrero de 2013

Elisa Alvarenga responde

Elisa Alvarenga es AME de la Escuela Brasilerta de Psicoanálisis y AE ( 2000-2003)

CIEC: ¿La violencia, cuyo objeto son las mujeres, el femicidio, o los niños, el infanticidio, se desprenden también de este efecto: feminización del mundo?


E.A. :­La violencia contra las mujeres y los niños, creo, existe desde siempre. En diferentes épocas y en diferentes lugares, por razones aparentemente distintas y en contextos distintos, pero siempre.
Basta evocar la imagen cómica del hombre de las cavernas tirando a la mujer por los pelos, para pensar que siempre ha existido. Incluso esa es una figura que sobrevive a través de los tiempos, por ejemplo en el testimonio de un AE, que nos cuenta una escena traumática que ha marcado su existencia: la del padre que lo ha tirado por los pelos, sacándolo de la casa del abuelo materno, a los nueve años de edad, cuando, recusándose a obedecer al padre, el niño quería quedarse con la madre, de quién el padre recién se había separado. El niño se pone en una posición femenina, identificándose a la madre maltratada por el padre.
Segundo punto, entonces: la violencia no es contra la mujer, sino contra el femenino, en tanto posición no-toda que provoca la ira de aquel que se pone en la posición del todo, del poder, del control. Pienso que lo que hemos llamado la feminización del mundo es una manera de hablar de la caída de los ideales y del poder regulador del Nombre del Padre, que migra para las normas y para el intento de control en el marco de otro tipo de orden, lo que Lacan llamó un orden de hierro, cuando quiere hacer valer un todo contra la lógica del no todo. La lógica del todo se manifiesta, sea del lado masculino como intento de recuperar el poder del falo, sea del lado femenino en el intento de hacer valer el derecho al goce para todos. Un ejemplo actual son las manifestaciones del grupo Femen, una nueva forma del feminismo que se extiende en el mundo: tratase de un grupo compuesto de mujeres, que protestan con sus cuerpos contra todo lo que se manifiesta como un orden arbitrario de poder, a la vez que convocan el orden fálico para contenerlas. Lo que vemos es que este orden no las controla más, cuando el régimen del todo quiere poner orden al no todo eso puede ser devastador.
La violencia contra las mujeres ataca, en ellas, lo hétero, la diferencia, lo femenino, y por eso puede manifestarse también, por ejemplo, contra los homosexuales, que encarnarían algo de lo hétero, de lo femenino, para los identificados con el orden fálico. Se ataca lo hétero que no se reconoce en uno mismo.
El infanticidio, por otro lado, que parece tan frecuente en nuestros días, tal vez siempre lo haya sido, pero hoy se lo conoce más. El hecho de que el niño sea hoy día también un objeto demandado y hasta exigido en el mercado de la procreación, el objeto de deseo de las parejas homo y héteroparentales, no impide - al contrario-  que él sea también objeto desecho, a veces insoportable, porque nunca corresponde al objeto deseado por los padres. Nuestra época evidencia entonces lo que Lacan formulaba, en el Seminario XVII, cuando decía que somos todos abortos de lo que fue, para aquellos que nos engendraron, causa del deseo, o sea, cada uno es en primero lugar determinado como objeto a, y no como ideal.

* Agradecemos la amable colaboración de Elisa Alvarenga

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